San Andrés (Colombia)

En el año 1998, más concretamente en Noviembre, nos cogimos un vuelo con la compañía Aero república desde Cali con destino la isla de San Andrés, a donde llegamos después de una escala en Bogota y un aterrizaje un poco brusco, pero según nos comentaron otros pasajeros habitual dado el pequeño tamaño de la pista de aterrizaje de esta isla.
Para mi San Andrés es un lugar ideal para pasarte 6 meses al año cuando estés jubilado, es tranquilo, está muy bien de precio para los europeos, las playas de arena blanca son idílicas y sus gentes se caracterizan por su cordialidad.

Arribamos a última hora de la tarde, por lo que tras cenar en el hotel, cuyo nombre no recordamos pero que estaba situado en el centro de la ciudad de San Andres, capital de la isla, nos dimos un paseo por su playa y estuvimos un buen rato escuchando a unos músicos que estaban tocando en el paseo marítimo.

2º Día

Hoy alquilamos un taxi para hacer un recorrido por la isla, que nos llevó un par de horas, nuestro taxista, Daniel, apodado "El Travieso", resultó un Cicerone perfecto.

Nuestra primera parada tuvo lugar en el barrio de La Loma, barrio habitado casi en su totalidad por nativos de la isla y uno de los sitios donde mejor se aprecia la arquitectura isleña tradicional, típica también de otras islas del Caribe y que fue traida por los ingleses durante la época de esclavitud. Las casas se construian sobre pilotes para aislarlas de las inundaciones por mareas altas y lluvias. Su lengua, el creole inglés (criollo inglés), su música (schotist, mazurca, polca, vals, pasillo, quadrille y calipso), su filiación religiosa (bautistas, adventistas o de la Misión Cristiana) y sus costumbres sociales los hace un grupo cultural único de Colombia.

En La Loma se encuentra la Iglesia Bautista Emmanuel: Este templo fue levantado por iniciativa del reverendo Beckeman Livington, quien era pastor de Mission Hiil, él impuso a sus fieles como penitencia traer desde Nicaragua madera. La más antigua de América, fundada en 1847 con pino procedente de Alabama. Posee una torre cuya luz visible desde alta mar sirve de guía a los barcos.

El siguiente alto en el camino fue la Cueva del Pirata Morgan, donde poco más puedes hacer aparte de asomarte a la entrada; según parece aquí enterró su tesoro este pirata y aún no se ha encontrado.

De aquí nos dirigimos hacia la Piscinita, una piscina natural construida por el mar y la roca coralina que la rodea, aquí nos entretuvimos dando pan y bañándonos entre multitud de peces de colores.

Santi, ¡Gran Pescador!

Por último tenéis el Hoyo Soplador, que consiste en un túnel abierto por la lengua de las olas en varios siglos y sin ningún descanso, hasta lograr más de 30m. de longitud y una chimenea por donde el empuje de las olas arroja chorros de agua altísimos y espectaculares (texto cogido tal cual de la publicidad del Hoyo que te hace esperar lo nunca visto). Lo más positivo de esta visita es el cocoloco que nos tomamos en el bar con nuestro amigo Daniel y en el que tienen una foto de hace tropecientos años donde veréis el geiser en activo. Como imaginareis no nos entusiasmó mucho, pero en nuestra defensa diremos que en Asturias, más concretamente en Garaña de Pria, tenéis una zona plagada de geiseres que son espectaculares y prácticamente funcionan todo el año.
A continuación Daniel nos hizo una visita panorámica de las playas de San Luis, y Rocky Cay (la mejor), recalando en nuestro hotel donde tras coger las toallas nos dirigimos hacia la playa para coger una lancha con destino Johnny Cay.

Los colombianos son muy amables y muy simpáticos, pero si pueden te la meten doblada. Como Vicky es 50% Colombiana y 50% de Llanes no hay quien se la dé con queso, así que no se dejó convencer ante la multitud de barqueros que nos ofrecieron su barca en exclusiva para todo el día y nos dirigimos hacia una taquilla donde por un euro y pico conseguimos el transporte ida y vuelta al famoso islote. Por cierto, un barquero de los que tanto insistian en llevarnos de manera exclusiva, fue el que al final nos acercó al islote y también de manera exclusiva, solo que por 20€ menos. Un dato que puede ser importante es que en Johnny Cay no hay embarcadero, las lanchas te dejan cerca de la orilla, por lo que no es aconsejable para personas de cierta edad.

En este islote solo teneis que preocuparos por disfrutar del sol, enseguida aparecerá algún camarero de los restaurantes ofreciendo varios tipos de menú para escoger, también podéis bailar un rato de reegae en el kiosko montado en medio del islote.

Una vez concluido el día y tras cenar en el hotel, podéis ir a alguna de las discotecas del paseo marítimo a tomaros unos aguardientes y a bailar un poco de salsa, reggae etc.

3º Día

Con el paquete que habíamos contratado venía incluido un paseo en catamarán, como os habíamos comentado, las playas del Archipiélago están formadas por arena coralina, de un color blanco que le confiere al mar una sorprendente variedad de azules y verdes cristalinos, por la que se les conoce como las islas del mar de los 7 colores, y no cabe duda que este paseo es el más apropiado para disfrutar de este compendio de colores. Comentaros que en principio no nos atraia mucho el paseo, pero mereció la pena.

Pedro, mi peluquero durante muchos años (hasta que se prejubiló), gran pescador y viajero nos recomendó que comiesemos en la Cooperativa de los Pescadores. Este lugar se encuentra según estás en el paseo de la playa de San Andrés mirando al mar al final a la izda, justo al lado de la pista del aeropuerto. solo puedo decir una palabra:¡¡¡Impresionante!!!. Bueno, diremos dos: ¡¡Baratísimo!!. En este lugar escoges el pez recien pescado que te quieres comer (aún coleando); os recomendamos el pargo rojo (una especie de rey), que os lo pondrán con arroz hecho con leche de coco, patacón pisao (platano frito) y yuca. También este sitio es un buen lugar para tomaros unas langostas a buen precio. El plato más famoso y tradicional es el rondón, una especie de cazuela de pescado y caracol cocidos lentamente en leche de coco, con yuca, ñame, pescados y el dumpling, una torta hecha a base de harina de trigo y albahaca. Por cierto no os asusteis cuando los aviones que despegan pasen a pocos metros por encima de vuestras cabezas.

Al término de la comida nos cayó un chaparrón en 5 minutos como los que solo se producen en Colombia, así que una vez pasado nos quedamos en la playa pegándonos un baño mientras nuestra ropa se secaba y nos tomamos un merecido helado en la heladería de la foto siguiente.

Habíamos quedado con Daniel para salir esa noche por la zona de las playas de San Luis a bailar, nos recogió con una de sus novias (acordaros que su mote era "El Travieso", tenía hijos con 2 o tres sras.) y nos invitaron a ver el espectáculo de uno de los hoteles Decameron situado en esta playa. No os lo perdáis, que lo vimos desde la carretera por encima del muro, con cerca de 30 ó 40 lugareños, todos sacamos del coche nuestras cervecitas y pasamos uno de los momentos más divertidos de nuestra vida, ya que la gente con la que compartíamos "palco" conocían a todos los actores del espectáculo y no hacian más que comentario tras comentario a cual más simpático.

Tras finalizar la actuación estuvimos hasta no se que hora de chiringuito en chiringito por la playa de San Luis aprendiendo a bailar una especie de reggae típico de la isla (a saltitos), Vicky lo cogió enseguida, pero es que lleva el baile en la sangre, yo hice lo que pude, pero más bien poco.

4º Día

Tras desayunar, nos cogimos el autobus y nos dirigimos a la mejor playa en la que he estado en mi vida, Rocky Cay, con intención de pasarnos todo el día vagueando al sol, ya que tras la resaca de la noche anterior no teníamos el cuerpo para mucha romería. Lo mejor de esta playa es que su distancia debe rondar los 2 km, solo había un grupo de 4 amigos como a 1 km y nosotros, cuenta con un restaurante y tiene hasta barco hundido, no se puede pedir más, ¡Paraiso total!

Estuvimos sino recuerdo mal hasta bastante entrada la tarde, dedicando el resto a realizar varias compras para familia.

5º Dia

Nuestro vuelo partía sobre las 16:00 horas, por lo que pudimos dedicar la mañana a visitar el famoso Acuario ó Rose Cay, el trayecto hay que realizarlo en una de las lanchas de la cooperativa de transportadores marítimos, (acordaros que en la misma playa están los kioskos de venta de tickets). Nos pasamos unas horas fantásticas haciendo snorkel y admirando la enorme cantidad de peces de colores; justo al lado se encuentra el islote Cordoba o Haynes Cay, separado del acuario por una delgada capa de agua,distancia que pueden pasearse a pie. Este islote tiene vegetación típica y abundan los caracoles y las conchas marinas de distintas variedades.

Una vez de regreso al hotel, dispuestos a irnos a tomar unas langostas a la Cooperativa de Pescadores como despedida de nuestra estancia en este pariadisiaco lugar, recibimos la sorpresa de que habían adelantado el vuelo y que salía a la media hora, subimos corriendo a coger las maletas a la habitación, y sin tiempo apenas para cambiarnos nos dirigimos al aeropuerto a toda prisa. Creo que estos cambios eran habituales, por lo que os recomendamos confirmar la hora de regreso no os vayáis a llevar un susto.

Bueno Bloggers, nos vemos en San Andrés cuando estemos Prejubilados.